Posteado por: rodriguezpascual | 13 abril 2011

ABANTARSE.


ABANTARSE.

¡ESTÁ QUE SE ABANTA!

La Opinión. El Correo de Zamora

Miércoles, 26 de marzo de 2003

Francisco Rodríguez Pascual.

Días atrás tuve que ir a Carbajales. Empleé para ello el transporte público: un microbús, que sólo funciona por la mañana. En él, íbamos apelotonados unos catorce viajeros, llevando maletas, maletines y bultos sobre las rodillas. Con temor y temblor, pasamos el puente de Manzanal, famoso ya por los plenos agitados de la Diputación y las manifestaciones callejeras multitudinarias. Nuestro miedo a transitarlo se debía, por supuesto, a su flagrante falta de seguridad, con el agravante en las copiosas e incesantes lluvias de los últimos meses. Realmente, impresionaba, daba pánico comparar la enorme masa de agua —parecía un mar— con la alarmante endeblez en la construcción del puente de marras.

Recuerdo que, mientras lo pasábamos con auténtico miedo, un vecino de Muga de Alba, quizá para hacernos olvidar el mal momento, exclamó: «¡Está que se abanta!». Naturalmente, se refería al pantano. He aludido más de una vez en mis escritos al verbo “abantar” o “abantarse”. A petición de algunos de mis lectores, voy a decir sobre el mismo algunas cosas más, pues creo que bien lo merece el asunto, desde el punto de vista filológico.

El verbo está recogido en varios diccionarios, como el de María Moliner, el Vocabulario Salmantino de Luis Cortés o el Diccionario de la Real Academia Española. En todos ellos aparece como un salmantinismo. Donde se dan más amplias referencias de la mencionada palabra es en la Enciclopedia del Idioma, de Martín Alonso. Explica de esta forma su significado: “Abantar (Salam.)= rebasar el líquido por efecto de la demasiada ebullición”. Y pone como ejemplo esta locución popular: “Retira la leche, que ya abanta”.

La inercia investigativa y el secular desinterés de los zamoranos por sus formas dialectales ha determinado que se repita una y otra vez, copiando literalmente unos diccionarios de otros, que el verbo “abantar” es exclusivo de Salamanca. En realidad de verdad, dicho verbo sigue siendo de uso corriente en varias zonas de Zamora, que no limitan precisamente con la provincia salmantina. Estoy pensando en Aliste, Tierra de Alba, Tábara, Castrotorafe… Aunque existe alguna diferencia idiomática entre el “abantar” salmantino y el zamorano. En Salamanca es un verbo intransitivo: “Abanta el agua que hierve”. Al contrario, en Zamora tiene carácter reflexivo: “Se abanta la leche que está puesta en la lumbre”.

Como ocurre en otras ocasiones, la frase admite utilización directa e indirecta o metafórica. Del embalse totalmente lleno puede decirse que se abanta, que está a punto de rebasar. También puede afirmarse del sujeto humano pleno de facultades o especialmente brillante en sus actuaciones públicas: “Está que se abanta”. Durante los últimos años se ha puesto en circulación la frase “está que se sale”. Al parecer, ahora se usa más la expresión “está sobrado”. El otro día, pude escuchar a unos jóvenes carbajalinos, mientras veían por televisión, en un bar del pueblo, cierto partido del Real Madrid, en el cual Raúl demostraba, una vez más, sus innegables dotes futbolísticas: «Está que se abanta». Querían decir que está a punto de salirse, de desbordarse, de romper cualquier techo convencional en el mundo del balompié. Me alegré, no sólo por lo que se refiere al delantero del Madrid, sino también y sobre todo porque las nuevas generaciones conservan las viejas palabras, con las cuales se han comunicado, siglo tras siglo, sus gloriosos ancestros.

Se suele afirmar, por parte de los entendidos en la materia, que “abantar” o “abantarse” son vocablos de origen incierto, aunque algunos les asignan procedencia vasca. No estoy capacitado para pronunciarme en este punto. Mucho, muchísimo me gustaría saber la etimología del precioso verbo. Como también me gustaría conocer su posible relación con otras palabras de la zona. Por ejemplo, “abantal” o “bantal”, que significa delantal. O “abanto/abantón”: ave de rapiña semejante al buitre, que algunos identifican con el alimoche. No creo que estos vocablos tengan nada que ver con el adjetivo  “abanto”, aplicado al toro en la plaza (y de forma oblicua al ser humano) para significar su carácter distraído, aturdido, torpe…, al menos inicialmente. La persona que se abanta no acostumbra a tener esta forma de ser y de actuar.

Y termino con un consejo desinteresado. Aquellos a quienes gusten las situaciones  grandiosas de riesgo, transiten el puente de Manzanal sobre el embalse del Esla, que “está que se abanta”. De paso, podrán comprar o degustar en Carbajales su rico pan y su sabrosa ternera. O podrán admirar, una vez más, esos bordados que son únicos en el mundo.


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