Posteado por: rodriguezpascual | 18 febrero 2011

La Escuela Madrileña de Cerámica 1928-1930. Sejas de Aliste y Carbajales de Alba.


Sejas de Aliste, 1928.

Carbajales de Alba, 1930.

Los cursos de verano de la Escuela Madrileña de Cerámica en las fotografías de Aniceto García Villar.

Francisco Rodríguez Pascual (1927-2007) tenía ganas de hacer una publicación conjunta de este archivo fotográfico, y no le dio tiempo…

Introducción.

  1. La Escuela de Cerámica de la Moncloa en Madrid.

La colección de fotos que presentamos ( Sejas-1928 y Carbajales-1930)  pertenece a la antigua Escuela Madrileña de Cerámica, hoy llamada Escuela de Cerámica de la Moncloa. Forma parte del patrimonio del Ayuntamiento de Madrid.  Cuenta en la actualidad en su depósito con un gran número de obras artísticas y de fotografías de su actividad, como las que se exhiben en esta exposición. Todo este patrimonio se inició en 1911, cuando Francisco Alcántara y Julio Burrel la fundaron. Estamos a punto de celebrar su centenario. ¡Enhorabuena por anticipado! Jacinto Alcántara, hijo de Francisco, sucedió a su padre en la dirección de la misma. Después, ha estado al frente de ella Margarita Becerril, que ha hecho posible que llegue hasta nuestros días ordenado y archivado el legado artístico de tantos alumnos y profesores que pasaron por ella.

La Escuela inició los cursos de verano en 1914, con un objetivo educativo, que los alumnos conocieran la España real, y convivieran con sus gentes, objetivo en línea con la Escuela Libre de Enseñanza, y un objetivo artístico, acercar el arte al pueblo, y a la vez, nutrirse de la estética popular. Alumnos y profesores se trasladaban en verano a pueblos de Castilla-León, Extremadura, Galicia, Cataluña, Aragón, Baleares… En Zamora estuvieron en 1928, en Sejas de Aliste, donde buscaron plasmar artísticamente a las gentes y sus costumbres, en 1930, en Carbajales de Alba, trabajaron sobre el traje característico de sus vecinos, entre los años 1946 y 1949 visitaron Tábara, y se fijaron en el paisaje rural. Con posterioridad la Escuela ha estado en Puebla de Sanabria, en Toro y en Alcañices.

  1. García Villar: profesor y fotógrafo.

Aniceto García Villar fue profesor de la Escuela de Cerámica, y participó en los Cursos de Verano que dieron origen al patrimonio artístico que presentamos. Realizó un extraordinario trabajo fotográfico y nos ha dejado instantáneas de la labor de los alumnos, y de las escenas que componían con los vecinos de los pueblos que les acogían,  para realizar sus acuarelas.  García Villar pertenece a la época de la historia de la fotografía española en la que había importantes creadores como José Ortiz Echagüe, Alfonso o Emilio Badillo. Los artistas fotógrafos  habían buscado el modo de incorporar la técnica fotográfica al nivel de la pintura, y algunos realizaban experiencias con sus negativos para acercarla al cuadro artístico. La intención de García Villar sólo era dejar constancia del hecho que estaba ocurriendo, y fijar de algún modo el modelo que los alumnos estaban trabajando. De ahí que algunas escenas estén tomadas desde distintos puntos de vista, moviendo la cámara en círculo, alrededor de los figurantes. Las fotos que hizo eran placas de cristal y plata, directas, sin retoques, sin artificios o filtros pictóricos. Probablemente, ayudó a orientar la fotografía a ser lo que hoy es, una técnica distinta de la pintura, cuando pretende ser arte. Durante la guerra civil española, la línea de fuego del frente de Madrid pasaba por la misma Escuela de Cerámica, junto al río Manzanares. Jacinto Alcántara, hijo del fundador, Carlos Moreno Graciani, y el propio Aniceto García Villar, arriesgaron sus vidas acudiendo a la Escuela para guardar y proteger los trabajos artísticos de la Escuela; probablemente, también el material fotográfico que hoy exponemos.

  1. Margarita Becerril.

Margarita Becerril entró en la Escuela de Cerámica en 1965, un año antes de ser trágicamente asesinado el director de la Escuela, Jacinto Alcántara, por un antiguo alumno escapado del manicomio de Ciempozuelos. Fue discípula del maestro Maunat, que también lo fue de Sorolla. En 1983 se convirtió en la directora de la Escuela. A ella debemos también que la obra de la Escuela haya llegado ordenada hasta nuestros días. Dice Francisco Rodríguez Pascual: “Desde el mismo momento  en que Margarita Becerril se pone al frente de la Escuela, trata de organizar aquella riqueza documental de acuarelas y fotografías, desarrollando un esfuerzo titánico, como he tenido oportunidad de comprobar paso a paso…”

  1. Francisco Rodríguez Pascual.

Francisco Rodríguez Pascual es uno de los referentes actuales más importantes de la cultura tradicional zamorana. Su actividad se fundamentó en el trabajo de campo, la investigación y la reflexión antropológica. Respecto al segundo aspecto, fue en Madrid, visitando hemerotecas, museos, archivos visuales y sonoros, etc. donde adquirió gran parte de su bagaje documental. Esta colección de fotos forma parte de ese bagaje, y posiblemente fue él mismo uno de los impulsores decisivos para dar a conocer el legado artístico de la Escuela de Cerámica. Dice en el libro Tipos y trajes…, pág. 35, (Caja Zamora, 1986), del que es coautor con Concepción Casado Lobato y Antonio Cea Gutiérrez: “Cuando al fin se termina la catalogación (realizada por Margarita Becerril), propongo a la Caja de Ahorros Provincial de Zamora la publicación de las acuarelas correspondientes a la provincia, con algunos comentarios explicativos. Accede de buen grado… Más tarde comuniqué la “buena nueva” a Concepción Casado Lobato y Antonio Cea Gutiérrez, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, con el ánimo de ampliar el libro a las provincias de León y Salamanca (todo el antiguo reino). Los dos, después de haber visitado la Escuela de Cerámica, acogieron con gran entusiasmo la idea. La realización de la misma constituye para mí la materialización de un sueño largamente acariciado…”

En este libro también relata la relación tan familiar y directa que tuvo con el curso de verano realizado por la Escuela en Carbajales de Alba en 1930. Él había nacido en 1927. Tenía entonces tres años. “… Mi familia estuvo especialmente ligada al grupo. Cinco alumnas vivieron en mi casa durante su permanencia en la villa (de Carbajales). Alguna de ellas volvió posteriormente de forma privada… La josa del domicilio familiar sirvió incontables veces como escenario o fondo paisajístico para las realizaciones pictóricas; lo mismo puede decirse de los interiores de la vivienda. Mi madre y una prima suya… sirvieron de modelo a profesores y alumnos en múltiples ocasiones… Pinceles, paletas, restos de pintura, revistas, libros y otras reliquias de la Escuela han existido en la casa donde nací hasta hace bien poco…” Tipos y trajes…, pág. 33. (Caja Zamora, 1986).

  1. Sejas de Aliste. Verano de 1928.

Espigando la investigación que ya hizo Francisco Rodríguez Pascual para publicar el libro Tipos y Trajes… destacamos algunas impresiones importantes de la actividad de la Escuela en estos dos pueblos albalistanos, Sejas y Carbajales. La información está también contrastada con los diarios de la época, en especial el Heraldo de Zamora, que dedicó varios artículos a la actividad de la Escuela en esos meses de verano.

Aquellos cursos eran una experiencia pedagógica rica y directa para alumnos y profesores, pero, sobre todo, eran un acontecimiento social para los pueblos donde se llevaban a cabo.

Alumnos y profesores llegaron a Sejas de Aliste el 3 de agosto acompañados por el pintor zamorano Ricardo Segundo, que aconsejó a los directores qué pueblos eran los más idóneos para realizar su experiencia pedagógica, y por Juan B. Echevarría. Los participantes en el curso eran acogidos en las casas particulares de los vecinos. Esta convivencia diaria quedó en el recuerdo de los paisanos con numerosas anécdotas de la vida cotidiana, como los ascos que algunos alumnos hacían a determinadas comidas, los baños que se daban en el río las muchachas de la Escuela, cosa impropia para muchas vecinas, o la insistencia del “retratero”, el fotógrafo García Villar, que no dejaba de sacar instantáneas de la labor de la Escuela.

El 10 de agosto, el Heraldo de Zamora publica la noticia de la visita de las autoridades zamoranas al pueblo, y el día 13 se detalla un amplio reportaje sobre la actividad de la Escuela: han pintado más de 200 acuarelas, y han realizado algún modelado de escenas típicas del pueblo. También realizan otras actividades, como recoger canciones y cantarlas, hacer colecciones naturales, y obtener numerosas instantáneas fotográficas. El 1 de septiembre de 1928 finalizó el curso de verano.

  1. Carbajales de Alba. Verano de 1930.

La Escuela llegó a Carbajales de Alba el 4 de agosto de 1930. También Francisco Rodríguez Pascual recogió numerosas impresiones y anécdotas del paso de la Escuela por su pueblo. Nos detalla que los figurantes, las personas que se vestían para ser pintadas y retratadas, recibían 3 pesetas diarias. Recuerda los cantares de los alumnos en las gradas de la entrada a la iglesia, en la plaza, las clases de “gimnasia” en el “prao del Cambucho”, impartidas por el profesor Eguía, el contraste entre las señoritas de ciudad de la Escuela y las mozas del pueblo, unas tomando el sol para ponerse morenas, y las otras cubriéndose siempre, hasta la cara, para mantener la piel blanca, las convivencias y meriendas con chorizo y bollo maimón de algunos alumnos y profesores con los vecinos, y, por último, los inevitables amoríos entre algunos/as vecinos/as jóvenes y los/las participantes en el curso de verano.

El curso de verano en Carbajales de Alba finalizó el 6 de septiembre, según noticias de el Heraldo de Zamora.


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