Correr los gallos: rito y juego.
Algunos pueblos zamoranos han celebrado ya su “corrida de gallos”. Otros lo harán en fechas posteriores a la Pascua, tradición ésta de correr los gallos que fue común a la mayor parte de las regiones peninsulares. hoy se conserva en muy pocos sitios.
Escribía Sebastián de Covarrubias a comienzos del siglo xvii: “La razón que se ha introducido el correr los gallos por carnestolendas es porque se han comido aquellas fiestas las gallinas, y porque no quede solo y viudo (el gallo). Otros dicen significar en esto la mortificación del apetito carnal, por cuento esta ave es lujuriosa, y con tanta furia, que el hijo mata al padre sobre cuál de los dos subirá la gallina, aunque sea la
que engendró su huevo; de donde vino que, entre otros animales que echan al odre o cubo del parricida, uno de ellos es el gallo”.
Después de estudiar concienzudamente varias corridas de gallos, y de analizar con detenimiento algunas “relaciones” antiguas, en especial una pieza-testigo que llegó casi milagrosamente a mis manos, saqué la siguiente conclusión: la corrida
de gallos es un auténtico rito sacrificial… En una relación “tipo” se pueden distinguir con relativa facilidad estas tres partes:
1º) Enumeración de las fechorías y pecados cometidos por el mozo
corredor en su no larga existencia.
2º) Trasferencia de dichos pecados al gallo, “animal salaz y lujurioso” (dice Covarrubias), símbolo del mal (lo mismo que el macho cabrío), aunque a veces se le menciona como ejemplo de vigilancia, de valentía, de orgullo, de espíritu erguido, arrogante, altivo, peleón…; sus espolones belicosos, su cresta incitante, su plumaje llamativo, parecen ayudarle en ese sentido.
3º) El gallo es condenado –expresa y solemnemente– a morir decapitado, a través de una especie de sacrificio expiatorio de naturaleza cruenta. Desde tiempos antiguos y en diversas culturas, el gallo ha sido considerado como un animal sacrificial. Recordemos a Sócrates y su ofrenda a Esculapio de un gallo antes de tomar la cicuta.
A estas partes esenciales de la relación se suelen agregar otras accidentales: saludos a los asistentes al acto, comenzando por las autoridades locales; alusiones a incidencias en la vida de las familias del pueblo en general a lo largo del año transcurrido; divagaciones y evocaciones líricas… Sí pertenece directamente a la celebración la comensalidad final. El corredor –único sacerdote del sacrificio– se cree con pleno derecho a comer el gallo. Reza así un refrán muy antiguo: “El que solo se corre su gallo, solo se ensilla su caballo”. El mozo inmolador comerá el gallo del sacrificio de sus deudos y amigos cuando se marchen los visitantes: “Iránse los huéspedes, y comeremos el gallo”.
La fiesta no puede terminar en solas plumas, como dice otro proverbio: “Daca el gallo, toma el gallo, quedan las plumas en la mano”. Además de rito sacrificial, la corrida de gallos es actualmente un clarísimo “rito del paso”. La celebración está protagonizada
por los mozos que entran en quintas, una vez reconocida oficialmente su mayoría de edad. Precisamente, en torno a esa entrada en quintas se han ido organizando los principales ritos de paso de nuestra área cultural. Ritos que tal vez no fueron de paso –hablando con rigor– en sus inicios, pero que adquirieron esa impronta con el correr de los siglos. La importancia paradigmática de los ritos de paso ha sido suficientemente subrayada por los antropólogos, y de una manera especial por A. Van Gennep. Suyas son estas palabras, citadas a veces fuera de contexto, que se refieren a los ritos en general: “su tendencial disposición es siempre y en todas partes la misma; bajo la multiplicación de las formas, se encuentra siempre, consciente o potencialmente, una secuencia “tipo”: el esquema de los ritos de paso”.
Por último, la corrida de gallos posee también un patente carácter lúdico. Dentro de un ambiente inequívocamente festivo, dicha corrida se nos presenta como un juego competitivo de destreza en la montura del caballo (o asno), en el acierto con la espada o con los dedos orientados en forma de “V” hacia el pescuezo del gallo, etc. Se afirma en el Diccionario de Autoridades: “Correr gallos: juego de destreza… en que al gallo, colgado de la cuerda, se ha de cortar la cabeza con la espada”.
Para la parte documental he seleccionado una relación correspondiente a la corrida de gallos celebrada en Guarrate, el año de gracia de 1948, en pleno auge del llamado nacionalcatolicismo. Esta circunstancia explica –creo yo– cierto tono piadoso y moralizador que aparece en el magnífico rimero de versos que ofrecemos a nuestros lectores. Es autor de los mismos Wenefrido de Dios, extraordinario poeta y versificador
popular, el cual, durante años y años, ha elaborado las relaciones declamadas por los quintos ante el gallo colgado de la maroma o cordel. Pienso publicar alguna más en estas Hojas de Cultura Tradicional. Cosas como las relaciones y personajes como Wenefrido marcan o jalonan la existencia de los pueblos con mayor veracidad que las autoridades más encopetadas.
Agradezco a Juan Manuel Rodríguez Iglesias que me haya proporcionado el texto, transcribiéndolo del original manuscrito. Y atención a este joven investigador. si le ayudan eficazmente las instituciones, puede proporcionar días gloriosos a la etnología
zamorana.
En algunos pueblos llaman “gallitos” a los mozos que corren los gallos. El anteriormente mencionado Covarrubias explica así el significado de “gallitos”: “los moçalbetes entonados, enamoradizos y arricados”.
Relación de Fasio.
1ª Pueblo natal,
Villa austera,
aldea donde cualquiera
practica el bien, no el mal;
donde por lema o ideal
existe sólo el amor
y el sueño conciliador
que embriaga corazones,
paz como manda el Señor.
2ª Paz, porque somos hermanos;
Paz, porque juntos vivimos;
Paz, porque aquí convivimos
vida en paz como cristianos.
Paz, porque paz es de hermanos;
Paz, porque paz es amor,
y el rudo trabajador
en el campo busca paz
que dé como fruto un haz
bendecido del Señor.
3ª Con paz a la concurrencia,
envuelta en satisfacción,
le doy la salutación
que me dicta mi conciencia.
A la digna presidencia
que rige un destino ciego,
al noble y rudo labriego,
al anciano, mozo o niño,
les deseo con cariño
Paz, bienestar y sosiego.
(Te cubres)
(Pausa larga)
4ª En el sonoro concierto
de una masa popular
siempre se ve destacar
lo que aquí también advierto;
es el reflejo juvenil;
hoy aprecio de perfil
ese grupo que cual flores
ofrecen en sus colores
dichas y goces un mil.
5ª Bella estampa del lugar
que por si sola refleja
el porqué junto a una reja
se ponga un mozo a cantar
y en su nocturno rondar
con ecos trasnochadores,
sufra los crueles rigores
de una noche fría, oscura,
por lograr esa ventura.
de unos sencillos amores.
6ª Y el mozo canta y se afana;
sólo busca en su cantar
que le lleguen a escuchar
más allá de una ventana;
es esa alegría sana
que perdiendo su quietud
lleva en ella la virtud
de encontrar en las mujeres
los anhelados quereres,
goce de la juventud.
7ª Yo no os podría ensalzar
cual vosotras merecéis,
y os ruego me perdonéis,
pues aunque intentase hablar
y en bellas frases probar
lo que aprecio al bello sexo,
sería hacer un exceso
sin poderlo discernir.
Sólo hoy de mí recibid
como admiración un beso.
(Pausa larga)
8ª ¿Qué canto entonar podría
para ensalzar la ocasión
y que con satisfacción
me escucharais este día?
Hablar de esta tierra mía
deseaba con anhelo;
será para mí un consuelo
que al ofrecerte mi amor
dé una balada en tu honor
pisando tu mismo suelo.
9ª Ya sabéis que es labradora
que en el trabajo se afana,
que es buena, honrada cristiana,
que es tranquila y soñadora,
que igual sufre, pena o llora
como le gusta reír;
que se sabe divertir,
y al pobre limosna dar,
y, si le llega a faltar,
también la sabe pedir.
10ª Que hay concordia y amistad,
que hay grata ciudadanía,
y con dulzona armonía,
existe la lealtad;
que en bella fraternidad,
sin consecuencias fatales,
se afana en evitar males,
procurando en ocasiones,
aplacar las discusiones
haciendo a todos iguales.
11ª Aquí llevamos por lema
rendirle culto al trabajo
y los cerros del tajo
son renglones de un poema.
Los veranos son el tema
cual frases del corazón;
nuestra enseña el azadón,
nuestro ideal la cosecha,
la política fue hecha
muy lejos de este rincón.
12ª Todo el que vive de engaño
odiando a muerte el trabajo,
mirando luego hacia abajo,
pagará caros sus daños;
tú hoy sufrirás desengaños
por lo que antes has gozado
de tu vida. ¿Qué has sacado
por tus picias y ruindades,
por tus locas vanidades?
Hoy te encuentras maniatado.
(Pausa)
13ª ¿Creíste no iba a saber
al venir a pretender
que eras un hombre casado
y que no habías enviudado
como tu hacías creer?
Y del oficio abusando
te quisiste aprovechar,
mas hallaste al tocar
algo que no ibas buscando.
Y tuviste que callar.
14ª Sé que en más de una ocasión
por tal, “te se” vio el plumero
pues llevaste un bofetón,
te salía bien el primero
y repetiste la acción.
De los casos principales
por que pasa el delincuente
fui allá en las Escardadales,
conquistando por iguales
a dos de la permanente.
15ª Algo debió suceder
por donde pasa una pista
o camino, al parecer,
allí las dio de comer
y fue fácil la conquista.
Llegaba a casa a cenar y nota
algún malestar,
enseguida a otro apelaba,
porque se pudo informar
que éste el escozor gustaba.
16ª Se introdujo en nuestra casa
y allí de golpe y porrazo
pone a los avisos tasa,
las conferencias repasa
y al subsidio echa un vistazo.
Ordena sin dilación:
cuando oigáis una llamada,
acudir si hay ocasión;
y aunque os llamen meticón,
escuchar sin decir nada.
17ª Si es que el asunto interesa,
Tomar apuntes corriendo;
en claro lo vais poniendo;
lo dejáis sobre la mesa,
que yo lo iré viendo.
Le gusta poco ordenar;
por no sabernos mandar,
muchos días al salir
no sabemos dónde ir
y tenemos que saltar.
18ª Te llegas al Chivitero,
luego a los Hoyos te bajas,
la de la Atalaya rajas
aricas en el Bebedizo
y aras del Griñón las pajas.
Como tiempo ha de sobrar
pues la tarea no es mucha,
tenemos el Vacillar
y quitas alguna lucha
donde estuvo el melonar.
19ª Si por ser dura la brega
algún macho se te niega,
trátamelo con recato;
al ganado no se pega;
vuelves el Domingo un rato.
Para poderse acordar
de lo que suele mandar,
aunque el terreno esté tierno,
hay que saberlo anotar
y preparar un cuaderno.
20ª La cuenta quiso llevar
de los zorros que hay en cuna
y para hacerla oportuna
se hace a mi padre anotar
la fecha en que cumple alguna.
Un extenso documento
manda para terminar;
más se pudo cerciorar
que en escrito tuvo aumento
cuando al dueño fue a parar.
21ª El papelito en cuestión
iba bien de redacción
y con no mala escritura;
más salió con un borrón
al pasar por la censura.
Tus culpas creo sobradas
con las hasta aquí contadas
para poder castigar
a quien no supo actuar
más que en artes depravadas.
22ª Faltas que se han encontrado
de las llevadas por cuenta
en tu juicio terminado,
según consta en atestado,
tuviste más de cincuenta.
Por lo tanto, al tribunal
que preside el “juicioral”
suplico dicte la suerte
que la espera al que hizo mal.
Capitán: Yo exijo pena de muerte.
23ª Teniente: Me parece rigurosa
esa pena capital.
Fasio: Él en su vida obró mal.
Capitán: Se cumpliría un deber
si con él se hiciera igual.
Teniente: No soy de ese parecer.
La conducta no fue buena
y se debe castigar,
pero no con esa pena.
Gracioso: Lo debemos de matar,
porque si no es poca cena.
24ª Capitán: La justicia atropelló.
Fasio: Derechos de otro violó
sin atribución alguna.
Capitán: Y su lengua inoportuna
gozosa los divulgó.
Teniente: Cierto es todo; y sin
embargo
contra vuestras opiniones’
él tendría sus razones
(Gracioso: Darte pues sería
amargo
no chupar sus espolones)
Capitán: Sólo encuentro en su
descargo
picias y malas acciones.
25ª Teniente: Me opongo a que un
inocente
caiga sin justa razón.
Capitán: Ilusoria pretensión;
el que ampara la traición,
ni es honrado, ni es valiente.
Como capitán ordeno
su muerte sin dilación.
no intentes apelación.
Si en tu vida no hubo freno
tampoco habrá compasión.
Teniente: Jamás nadie me ha
tachado
de cobarde en mi presencia.
Fasio: Haya paz, y que en conciencia
dicte el pelotón formado.
Todos: La muerte por penitencia.
26ª Fasio: Cual guadaña vengadora
o instrumento justiciero,
contra el loco pendenciero
brille presto y sin demora
en vuestra mano el acero,
(desenvainando).
Loca risa y alegría
gozaste con tus proezas.
Hoy purgarás las flaquezas
con una cruel agonía,
entre lloros y tristezas.
Wenefrido de Dios (Guarrate, 1948)
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