Posteado por: rodriguezpascual | 28 marzo 2011

El traje típico de Carbajales (Las piezas del traje carbajalino. La técnicas de bordado)


III. DESCRIPCIÓN DEL TRAJE TÍPICO DE CARBAJALES

Con el fin de organizar un poco el asunto, comenzaremos con la enumeración de las piezas del traje; a continuación hablaremos de las técnicas del bordado, motivos de decoración y otros aspectos que puedan tener algún interés.

1.LAS PIEZAS DEL TRAJE CARBAJALINO

Salvo error u omisión, son las siguientes, tanto del vestido de la mujer como del varón

A) Vestido de mujer

1.a Manteo exterior: falda de paño (algunas veces de tela) con mucho vuelo y muy fruncida por la cintura; bordada en lana con ricos y variados colores; lleva una franja ancha que, en general, la cubre totalmente; aunque ahora es bordado, antiguamente también se empleaba el picado.

2.a Camisa: blanca, de hilo o lino tejido en telar artesano; las mangas son anchas y el vuelo recogido; los puños y el cuello están bordados en estambre o lana fina, negra o azul. A veces, en lugar de la camisa se lleva el jubón: ajustado, de terciopelo de colores y con bordado o dibujo en las bocamangas.

3.a Gabacha: especie de dengue de paño o pana, bordada en seda y con abundantes lentejuelas; va cruzada encima del jubón o de la camisa. Con frecuencia, supliendo a la gabacha, se utiliza el Mantón de Manila o el Mantón de Ramo Negro, armonizando  siempre los colores con el manteo o el rodao.

4.a Delantal o maldil: de seda o tela fina, bordado en sedas de rico colorido y con abundantes adornos de lentejuelas. Debajo del mandil se llevaba la vantal: bolso con  abertura donde se guardaban las arras o las pertenencias personales, según los casos.

5.a Cintas: van sobre la cabeza, sujetas, por lo general, al moño; se trata de dos cintas de colores, con adornos bordados y rodeadas en parte por una puntilla dorada.

6.a Caídas: dos cintas largas, colocadas encima de la falda en la parte trasera; son de tela fina y están bordadas con seda; llevan una puntilla dorada en la zona inferior.

7.a Medias: blancas, de hilo o lana, lisas o caladas haciendo dibujo.

8.a Zapatos: bordados sobre pana negra; los colores hacen juego con el manteo; a veces son sólo negros, con puntera de charol.

9.a Adornos metálicos, tal vez de origen celta o celtíbero: –pendientes de oro– gargatillas de coral u oro, terminadas a veces en cruz –botones de plata tipo charro y  gemelos en el cuello–.

10.a Otras características:

a) Los rodaos, aunque utilizados aquí, eran considerados como sayagueses; estaban  picados y se combinaban con el Mantón o Pañuelo de Manila.

b) Interiormente se llevaba la aldilla-justillo, para sujetar los manteos.

c) El mandil de picote –a veces muy artístico– era empleado los días ordinarios y no pertenecía al traje típico.

d) El pañuelo de cien colores lo llevaban las mujeres los días festivos, pero tampoco pertenecía al traje típico.

B) Traje de varón

1.a Chaqueta: de paño negro, con doble botonadura de plata; el paño era casero, hecho con la lana de las mecas (ovejas) de la tierra, y tejido y pisado en los telares y pisones de la región.

2.a Chaleco: de paño, a veces con escote cuadrado y doble botonadura, tipo charro.

3.a Camisa: de lino, con puños y pechera marcados en hilo blanco; antiguamente se usaba la camisa de picos (cuello alzado, con ondas…).

4.a Calzón o pantalón: de paño negro, hasta media rodilla; abierto a los lados; la pieza más característica es la trapa.

5.” Medias: blancas, bajas y lisas.

6.a Polainas: de paño negro, con botones de hilo negro; cubre media pierna y va por encima de los zapatos.

7.a Pañoleta o pañuelo de cabeza: de color rojo y frecuentemente rameado; va atado a la cabeza de una manera peculiar; se le llama a veces “pañuelo portugués”, quizás por razón de su origen.

8.a Faja: de color rojo y colgando hacia la izquierda.

9.a Capa alistana o capillo: no pertenece al traje típico, pero es una prenda complementaria del mismo; ha sido popular hasta nuestros mismos días, pero comienza a ser sólo típica, es decir, tipificante; se la llama también Capa de Chiva, por razón de la “chiva” o borla colgante en la parte trasera, que ha desaparecido en Tierra de Alba; Nieves de Hoyos, después de afirmar que la capa es la prenda española más generalizada en espacio y tiempo, dice de la variante zamorana: “Otra de las capas que por su adorno escapa de la homogeneidad común, es la de Zamora; Aliste, Carbajales y Benavente tienen una capa negra o parda con esclavina y capucha, donde los picados de la tijera han formado un verdadero encaje sobre la bayeta o paño” (Hoyos, N. de, El Traje Regional en España. Col. Temas Españoles (Madrid 1956). Palabras parecidas a éstas había proferido Olmedo, varios lustros antes. Existe en Miranda de Douro un tipo de capa sustancialmente idéntico. La de Alba es un poco más oscura que las otras.

Este es el tipo standard de traje regional de Carbajales. A pesar del academicismo impuesto por la Escuela-Taller, los artesanos particulares introducen frecuentes modificaciones. Por otra parte, a lo largo de la historia, el traje de Tierra de Alba ha presentado diversas formas, aunque dentro de cierta fidelidad a lo fundamental.

Recogemos a continuación algunas de las variantes.

1.a En fotos antiguas puede verse que el bordado de sayas, manteos y mandiles estaba hecho, a veces, en tablares verticales e incluso horizontales, un poco a la manera sayaguesa.

2.a Por supuesto, la falda llegaba hasta el tobillo.

3.a Al menos en ocasiones más solemnes (por ejemplo, la asistencia de una comparsa carbajalina a la primera boda de Alfonso XII en 1878), parece ser que el varón utilizaba la gorrilla de embudo o cónica, con dos borlas, una cimera y otra lateral, en lugar de la pañoleta. La gorrilla, con ligeras modificaciones, se llevó en el reino de León y parte de la meseta central; vino a suplir a la montera (piel de cordero) que seguirían empleando los pastores hasta época reciente. La gorrilla es un sombrero de fieltro negro, con capa de tronco de cono, forrado de terciopelo negro y ala con vuelta también de terciopelo. El traje charro salmantino lo conserva en sus elementos esenciales. De él ha derivado, quizás por hipertrofia, el sombrero charro mejicano. El hecho de que en Tierra de Alba hayan coincidido la pañoleta (¿de origen portugués?) y la gorrilla no tiene nada de extraño, ya que fue zona de transición. Esta circunstancia se manifiesta en otros fenómenos culturales; por ejemplo, en los instrumentos musicales. En Alba se ha utilizado profusamente la flauta y el tamboril, los instrumentos más representativos de la comarca; no olvidemos que al tío Minero, hace algunos años, se le nombró “tamborilero mayor de Castilla”. Pero también se ha empleado el fol, gaita un poco más pequeña que la gallega, que se fabricaba en varias localidades de Alba y Aliste, sobre todo en Alcañices. En ocasiones se llegó a tocar también la dulzaina, más propia del interior peninsular.

4.a Juntamente con la gorrilla, el varón solía emplear, en circunstancias especiales, un cinto ancho y polícromo (en lugar de la faja colgante), muy parecido al del traje charro.

Originariamente, según parece, tenía una función de defensa ante las embestidas de las reses bravas, muy abundantes en la región. Todavía existen algunos ejemplares –como el que perteneció al “tío Ichote” de ciertas coplas populares– de cinturón de paño, artísticamente bordado, con hebillas en la parte trasera; se utilizaba con el traje de roble en días festivos.

5.a Por último, queremos citar una forma circunstancial de traje típico. Me refiero al utilizado en las bodas. Aunque los invitados portaban con frecuencia el traje típico convencional, los novios iban ataviados de una manera distinta. El varón llevaba una capa española o castellana sobre el traje festivo de roble fino, tocándose la cabeza con sombrero de fieltro. La mujer lucía las siguientes prendas: saya o manteo liso en negro, jubón del traje típico, delantal del mismo, mantilla discreta, mantillina negra cubriendo la cabeza, calcetas blancas y zapatos del traje regional. El bonito cuadro sobre la vestición de la novia carbajalina que existe en la Diputación Provincial de Zamora y que se debe –según creo– a Segundo, no responde a la realidad. La novia no vestía en esa ocasión el traje típico habitual, como allí se sugiere, sino el específico que hemos descrito.

2. LAS TÉCNICAS DE BORDADO

El traje de Carbajales y pueblos del antiguo Condado es fundamentalmente decorativo. Por eso posee una importancia capital el bordado, arte suntuaria surgida en Egipto, 6.000 años antes de Cristo, y muy extendida entre las poblaciones campesinas en áreas extensas de Europa. El bordado se aplica a diversos trabajos menores: faldas de camilla, reposteros, alforjitas, cojines, centros, ponchos, etc. Pero “la aplicación mayor de los bordados carbajalinos (y de toda la zona Oeste) está en la indumentaria femenina”. El bordado constituye el noventa por cien del traje albense. Por otra parte, es bastante anterior al traje en sus variopintas modalidades. Por eso le vamos a conceder alguna atención.

Dice A. C. Floriano Cumbreño que “el bordado es una de nuestras artes nacionales más en armonía con nuestro temperamento y nuestra fantasía meridional” (Floriano Cumbreño, A. C., El Bordado (Barcelona 1945) 166.)

En efecto, España es muy abundante en bordados y encajes; pero “el bordado es más rico y variado en las tierras interiores de la meseta y en las serranías que en los litorales, mientras que el encaje se hace al lado del mar, generalmente, como ya lo dice la leyenda: que el encaje nació en el mar” (Hoyos, N. de, Bordados y Encajes. Col. Temas Españoles n.° 30 (Madrid 1953) 3.)

Para entender el bordado español, hay que distinguir, con Floriano Cumbreño, entre bordados “eruditos” y “populares”, así como entre comarcas “activas” y “sumergidas”, “propias” y “eclécticas”, “netas” y de “transición”. Aplicando estas distinciones al bordado carbajalino, diríamos que es popular, activo, propio y neto.

Mª. Ángeles González Mena, en su Catálogo… y en un artículo publicado en Narria, estudia especialmente el bordado de Zamora “Tiene manifestaciones muy concretas  dentro del arte del bordado con una gran personalidad. Ningún otro bordado peninsular presenta su estilo. Las zonas en que se realizan bordados típicos y con larga tradición son las comarcas naturales de “Los Carvajales” y la “Tierra de Sayago” (González de Mena, M. A., Catálogo de Bordados del Instituto Valencia de Don Juan (Madrid 1977).)

Nieves de Hoyos señala, en Bordados y Encajes, algunas características del bordado zamorano, extensibles a toda la zona Oeste:

1.a La tela suele ser lienzo casero.

2.a Se borda con hebras contadas de lana, en colores rojo, amarillo, verde, azul y negro.

3.a Se hace el bordado de dibujo a cordoncillo, juntamente con el picado.

4.a En la actualidad se plasma fundamentalmente en el traje femenino: manteo, delantal, crucero, zapatos, cintas de moño y traseras, etc. Por lo que se refiere al bordado de la llamada “escuela carbajalina”, ha sido González Mena quien mejor lo ha estudiado. Aprovecharemos sus ideas, así como las de N. de Hoyos, Floriano Cumbreño,  Maravillas Segura…, en las líneas que siguen.

A lo largo de los siglos, se han empleado tres técnicas de realización del bordado en Tierra de Alba:

1) Bordado, en sentido estricto. Se realiza sobre fieltro, paño, pañete o alguna tela que ofrezca el cuerpo suficiente para aguantar los hilos del bordado; éstos suelen ser de lana, estambre, seda, etc.

2) Picado. González Mena asegura de este procedimiento que es compartido por varias comarcas castellanas y extremeñas. Consiste en recortar con la tijera en un paño los motivos ornamentales que se colocan después sobre el tejido, también de paño, aunque de color diferente. El picado ha sido frecuentemente considerado por los albenses en menor estima que el bordado, pues exigía menor dispendio económico y escaso trabajo artesanal. Sin embargo, en Carbajales y comarca existen magníficos ejemplares de trajes picados, a veces más espectaculares y artísticos que los mismos bordados.

3) Sobrepuesto. A esta técnica se la suele llamar en Alba picado-bordado. Como la misma palabra indica, consiste en bordar sobre los motivos recortados, utilizando para ello, por regla general, trajes antiguos. Algunos autores y regiones llaman “sobrepuesto” al “picado”.

González Mena resume, en el artículo anteriormente citado de Narria, todo lo referente al instrumental del bordado en su triple forma y a la aplicación que se hace del mismo: “Todos ellos necesitan de un bastidor rectangular graduable para montar el tejido, se trazan líneas auxiliares con hilvanes para dividir el espacio en cuadrantes en los que se instalan las composiciones que constituyen la unidad o muestra. Para bordar se usa la llamada aguja capotera (pantalonera la llaman en Carbajales), dedal y dedil. Para rematar estas labores se recurre al trenzado de varias guías de lanas, de los mismos colores del bordado. También se rodean con caireles o formaciones de festón al aire en los bordes de la pieza” (González de Mena, M. A., “El bordado zamorano”, en Narria, n.° 20 (dic. 1911) 17.)

Dice a continuación que la aplicación mayor de los bordados carbajalinos está en la indumentaria femenina, así como el picado se utiliza para decorar la capa de chiva o capillo con que los hombres de las altas tierras zamoranas se protegen.


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